Durante el verdadero comienzo de esta Nueva Era, científica y tecnológicamente ya se habrá demostrado hablar con difuntos y otros espíritus, tanto que a buena parte del mundo ya no le resultará tan extraño. Sin embargo, aumentará el temor, el engaño, incluso el riesgo mortal por tan peligroso conocimiento. Saber la verdad podrá convertirse en el mayor y más amargo castigo. Muchos teléfonos móviles sonarán desde el más allá pero además sin cobro revertido...